El Círculo de San Pedro desde muchos años es una hermosa realidad de asistencia y de ayuda para los pobres: un sarmiento de la rica y fecunda “vid” de la caridad, expresión de la “viña” eclesiástica de Roma. Vosotros os esforzáis por ser el rostro de una Iglesia que se extiende hacia los confines, que nunca se detiene, sino que camina para ir hacia los hermanos y hermanas que tienen hambre y sed de escucha, de intercambio, de proximidad, de solidaridad. ¡Os exhorto a seguir este camino! En vuestra actividad, no os avergoncéis de la carne herida del hermano; al contrario, en cada persona necesitada y que sufre descubrid el rostro de Cristo. Sed misioneros valientes de la caridad cristiana y no os canséis de atestiguar la misericordia y la bondad de Dios, volviéndoos instrumentos de consuelo para muchas personas frágiles y desesperadas.
(Audiencia con los miembros del Círculo de San Pedro, 12 de mayo de 2018)